Con el propósito de conocer un poco más a fondo la historia de una de las mejores marcas de corbatas de todo el mundo, vamos a repasar brevemente la historia de Hermès (en el Reino Unido y Norteamérica acostumbran a quitarle la tilde: Hermes).

Hermès empezó fabricando arneses para monturas

La marca de ropa parisina empezó muy alejada del mundo de la moda. Su fundador, Thierry Hermès, se dedicaba a trabaja el cuero para elaborar, sobretodo, arneses y complementos para monturas (de ahí viene el carruaje que luce en el logotipo de la compañía). En su taller del Grands Boulevards, los bulevares parisinos más visitados y concurridos, Hermès empezó su andadura en los complementos para caballos en 1837. Y os preguntaréis, ¿qué hizo este buen hombre para dar el salto a la fama? Pues bien, el señor Thierry, no contento con fabricar tan sólo arneses decidió destacar en el sector fabricando los arneses más finos y resistentes del mercado de mediados del siglo XIX. Y lo logró.

La corbata Hermes es un complemento que luce cualquier armario

Hermès obtuvo el reconocimiento internacional a su trabajo en la Exposición Universal de París del año 1867, y siguió cosechando triunfos hasta que su negocio sufrió un fuerte cambio de rumbo. El hijo heredero de Thierry Hermès, apodado Charles-Emile, empezó a hacer sus propios pinitos diversificando el mercado de la compañía, ampliando sus productos a sillas de montar y otros enseres y, lo más importante, empezó a vender al detalle, a particulares, cuando hasta el momento la compañía sólo producía para otros fabricantes y comerciantes.

De las sillas de montar pronto se pasó a las alforjas, los bolsos y, finalmente, las prendas de vestir. Por aquél entonces la firma ya era conocida en toda Europa y proveía a las familias más distinguidas de la aristocracia del viejo continente. Corrían los años 20 del siglo pasado.

Cobatas Hermès: artesanales, originales y exclusivas

El aterrizaje de Hermès en la alta costura era algo inevitable; aún así, los acontecimientos se precipitaron por mera casualidad. La esposa de Hermès quería un tipo muy concreto de bolso, y su marido decidió confeccionarle una a su medida. De ahí, tras los cambios y las evoluciones que todos suponemos en cualquier circunstancia semejante, Hermès saltó a las pasarelas de moda internacionales y se convirtió, en muy poco tiempo, en una firma de referencia mundial.

Con altos y bajos a lo largo de su historia, la compañía Hermès llegó al siglo XXI encabezando la lista de las firmas de moda más solicitadas y exclusivas, con un amplio catálogo de productos entre los cuales, naturalmente, destacan las corbatas.

Las corbatas Hermès están confeccionadas en seda (la mayoría), estampadas, cosidas y plegadas a mano. Siguen fieles al corte francés más tradicional y la exclusividad de sus corbatas, además de su confección artesanal, también reside en el hecho de que la marca, cada año, sólo comercializa un par de docenas de diseños distintos que nunca, jamás de los jamases, se repiten. Así que, como el buen vino, una corbata Hermès es todo un lujo, original y exclusivo y, pese a ello, con un precio que no resulta excesivamente caro si o comparamos con otros fabricantes exclusivos. 150 euros es el presupuesto mínimo que necesitamos para acercarnos a una tienda Hermès; sí, un capricho, pero comparad precios y veréis que Hermès entra en los parámetros de lo normal y lo posible.

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